Compañía La Taimada
Taimada trabaja con el cuerpo, la danza y el movimiento en busca de la belleza de la fragilidad humana. La Taimada concede intimidad y mirada. Ofrece una posición –quizás incómoda– de vouyer al espectador. Sus obras presentan fragilidad, ternura y también la crudeza de las acciones humanas. Son obras que interpelan al espectador generando dilemas, ética interna y pensamiento propio.
La compañía nace en 2004 con un solo de Olga Álvarez inspirado en la obra La Taimada del pintor Egon Schiele. En 2015 se reformula en una etapa de co-creación y co-dirección entre Olga Álvarez (Artes Escénicas) y Jordi Cabestany (Artes Visuales) provocando un nuevo enfoque sobre la mirada, la imagen y el movimiento interno de los cuerpos.
Desde 2013 han creado Crash (Fid IPAM Festival Grec 2013 y Recomendación de Red Escena 2017), El Octavo Día, La Muerte (Creación en la CND de Madrid 2014), Lo.li.ta (pieza seleccionada por Balla’m un Llibre 2016 y la Decimoquinta Metropolitana 2018), Oblea (Danseu Festival 2019) y Filia et Fobia (1er Premio del Certamen Coreográfico de Madrid 2020 y Danza en Escena 2021).
Actualmente está trabajando en una trilogía inspirada en el Jardín de las Delicias del Bosco llamado The Garden. Durante el 2020-2021 se creó la primera obra de la trilogía: Infierno dentro del programa Aliansat, con la colaboración de la Fabra i Coats, El Graner y el Teatre Municipal de Terrassa. En 2022 son escogidos como compañía residente en El Graner para crear El Jardí, la segunda pieza de la trilogía. Y en octubre del 2023 se estrenará El Jardí en coproducción del Mercat de les Flors
El jardí
Residencia junio 2023
Durante su estancia en El Canal, la compañía realizará una residencia técnica para trabajar El jardí y la producción técnica, la construcción del espacio escénico y las ideas lumínicas de la obra.
Buscan una mirada capaz de pensar e integrar espacio y luz como una única cosa. Piensan en atmósferas lumínicas que más que limitar, desdibujan los márgenes. La idea es realizar una recodificación del espacio a un nivel no matérico, sino lumínico.
Este espacio necesitará una gran transformación para eliminar la materialidad del escenario y convertirlo todo en un blanco, lumínico, etéreo y vaporoso. Una interacción de las luces con el concepto del jardín terrenal. Un concepto blanco y luminoso a la vista, verde en los sentidos del olfato, intangible y vaporoso en las atmósferas.
Los aromas esenciales a hierba cortada que quiere vaporizarse, darán la nota del color verde a nivel inconsciente en el espectador. La parte más matérica de este jardín serán los cuerpos de los intérpretes que irán llenando, con su movimiento, sus composiciones y su componente escultórico, todo el escenario.